A veces el cansancio del día no nos permite hacer otra cosa que caer desmayados en la cama. Las tareas que hicimos durante la jornada, las reuniones de trabajo, las clases de la universidad, el cuidado de los hijos y otros mil deberes, nos dejan agotados. Sin embargo es hermoso recordar a Dios hasta el último minuto del día.
«Señor mío y Dios mío, ha llegado la noche, y con ella el momento de agradecerte cada detalle que has tenido conmigo.
Te doy gracias por todas las cosas que por tu infinito amor, me permitiste vivir hoy. Porque mis ojos pudieron ver de nuevo la luz del sol, porque mis pies me permitieron llegar a mi destino. Porque compartí tiempo con mis familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Ha llegado la noche Señor, y con ella el cansancio, la quietud y el silencio. Pero aquí está mi corazón, tuyo Señor. Mis pensamientos y deseos, mis anhelos y frustraciones, todo puesto a tus pies.
Que sea tu amor el que me cobije, tu santo nombre el que me arrulle y tu misericordia la que me levante. Que tuyo sea mi descanso, mis suspiros y mis sueños.
Amén».
catholic-link.com
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I think God is what we need sometimes.
Yes, indeed.
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